Francisco Lombardi, reconocido director peruano, reflexiona sobre su inclusión en la Academia y su experiencia en el cine. Invita al estreno de su última película y comenta sobre los cambios en la industria cinematográfica, el cine peruano y el enfoque actual del cine de entretenimiento.
¿Cuéntenos un poco cómo se sintió luego de su inclusión en la Academia de los Oscars?
Después de ser incluido en la Academia de los Oscars, experimenté una mezcla de sorpresa y halago. Fue una noticia inesperada, ya que no era algo que buscara activamente ni tenía información previa sobre ello. Un amigo que también es miembro me informó que la Academia analiza detenidamente la trayectoria de los cineastas, y dado que llevo más de 40 años dedicados a la dirección, mi inclusión fue posible. Esta sorpresa inicial se convirtió en un sentimiento de halago, al saber que mi trabajo había sido reconocido y valorado por una institución tan prestigiosa como la Academia de los Oscars.
En los últimos Oscars, se ha observado una mayor atención hacia el cine que no proviene de Hollywood. Directores mexicanos y asiáticos han sido reconocidos con premios destacados.¿El cine se está volviendo menos restrictivo gracias a la globalización?
Sí, es posible que se deba en gran medida a la globalización. Sin embargo, también creo que se debe al reconocimiento por parte de muchos países de que el cine es un elemento importante de su identidad nacional. Como resultado, los ministerios de Cultura han brindado apoyo y respaldo a la industria cinematográfica. Esto ha permitido que nuevas voces interesantes sean descubiertas y escuchadas.
¿Considera que este fenómeno se debe a que el cine ha experimentado una mayor tendencia hacia lo artístico?
El enfoque artístico en el cine siempre ha sido valorado, y podemos recordar a directores emblemáticos del pasado, como Fellini, Kurosawa o Bergman, quienes contaron con una destacada participación extranjera. Si bien esto siempre ha existido, lo que estamos presenciando ahora es una mayor cantidad de cineastas involucrados en esta tendencia. Ya no se trata solo de unos pocos directores conocidos, como solía ser en el pasado, sino que hay un creciente número de talentos emergentes, lo cual ha despertado posiblemente el interés de la Academia y otras instituciones relevantes.
Cuéntenos un poco sobre su próximo lanzamiento, La decisión de Amelia. ¿Qué temas aborda y busca reflexionar sobre ellos?
La decisión de Amelia fue creada en condiciones difíciles, con pocos personajes y bajo presupuesto. Aborda las relaciones sociales de los personajes urbanos en Perú, centrándose en la dinámica de poder entre una joven y un hombre adinerado. La película reflexiona sobre cómo nuestros principios pueden entrar en conflicto con las expectativas sociales.
Como menciona, la presencia de la reflexión es constante en sus películas. ¿Cree usted que existe una coherencia en la manera en que presenta sus obras?
Sigo una dirección de trabajo que me interesa, que implica observar mi entorno. No es algo que haya planeado de forma consciente, sino que surge de manera natural. Siempre busco atender minuciosamente lo que ocurre a mi alrededor.
¿Cuál es la razón detrás de la disminución en la resonancia de sus películas en comparación con su éxito anterior?
Indudablemente, ha habido un cambio en la asistencia a las salas de cine. Se ha dado prioridad al cine de acción y entretenimiento, mientras que el cine que aborda temas de la vida real ha quedado en segundo plano. La cultura de los complejos cinematográficos ha tenido un impacto significativo y es importante reconocer que las circunstancias evolucionan constantemente. A pesar de esto, el cine siempre encuentra maneras de adaptarse y perdurar.
Hace unos años, Scorsese expresó que el cine de superhéroes, especialmente el de Marvel, no podía considerarse cine. ¿Opina usted que esta afirmación es válida?
El cine surgió como un espectáculo de feria, asombrando a las audiencias al reproducir la realidad. A lo largo del tiempo, el cine ha coexistido tanto con el entretenimiento puro como con reflexiones más autoriales. Hace cuatro décadas, las películas de Hollywood ofrecían entretenimiento con actuaciones y valores estilísticos, pero en la actualidad la tecnología ha eclipsado esos aspectos. La industria del cine ha puesto un gran énfasis en resaltar los efectos especiales, lo cual ha empobrecido en cierta medida la calidad del cine.
Carlos Alcántara afirmó que adquirió sus conocimientos de dirección a través de tutoriales en YouTube, al igual que Tarantino, quien dice haber aprendido sobre cine al ver películas. ¿Cree que es posible ser un gran director sin haber estudiado formalmente dirección?
En mi opinión, si una persona tiene talento, puede aprender a hacer películas a través de su propia experiencia, aunque asistir a una escuela de cine puede brindar herramientas adicionales. Tuve que viajar al extranjero en busca de opciones, ya que en ese momento no había muchas opciones disponibles localmente. En cuanto a Carlos Alcántara, he tenido la oportunidad de trabajar con él en la película «Ojos que no ven». Considero que posee la experiencia necesaria y, además, es alguien a quien valoro mucho. Creo que sus palabras han sido malinterpretadas.
En su trayectoria, ¿cuál considera que es su película más destacada a nivel personal?
La elección de mi mejor película varía un poco, ya que a veces mis perspectivas cambian cuando vuelvo a verlas. Actualmente, estamos en proceso de recuperación y remasterización de algunas de mis obras. Entre ellas, considero que «La boca del lobo» es una de mis favoritas debido al impacto significativo que tuvo en su momento. Fue filmada en un pequeño pueblo en la sierra de Tacna, ya que era imposible hacerlo en Ayacucho. El año pasado, visité uno de esos pueblos y me sorprendió encontrar un mural enorme con pinturas de los personajes principales de la película. También, Tinta roja, una de mis obras más recientes, es muy bien recordada.